¿Quién es el culpable?
¿Quién será el culpable del aumento abrupto de las dificultades de los jóvenes para pensar, concentrarse o aprender cosas nuevas, desde principios de la década 2010?
Inicialmente, tenía sentido interrogar a varios sospechosos que se encontraban cerca del lugar del crimen por las mismas fechas…
¿Será una consecuencia de la crisis mundial de 2008? Pero, si fuera el caso, ¿por qué observaríamos curvas similares en lugares a los que afectó de formas tan diversas?
¿Será la ansiedad climática? Pero entonces, ¿por qué estas curvas se disparan a partir de 2012? Greta salió a la luz en 2018 y solo fue al final de esa década que se empezó a hablar de cómo la percepción de la crisis medioambiental era susceptible de provocar ese sentimiento en una parte amplia de los jóvenes.
Entonces, el interrogatorio volvió a centrarse en el sospechoso # 1. Se invitaron a psicólogos, sociólogos, neurocientíficos y toda clase de expertos que confirmaron que él era el autor material e intelectual del crimen.
Pero en vez de arrestar de inmediato al Sr. Smartphone y a sus cómplices (las redes sociales), aplicando las reglas habituales según las cuales se le debería neutralizar –aunque fuera preventivamente– se le dejó en libertad y pudo seguir cometiendo un crimen tras otro.
Es más, mientras que la banda se iba organizando, se le entregó en bandeja las llaves de las escuelas, hasta de las aulas, donde otros cómplices (las tabletas y los programas de tecnología educativa) pudieron infiltrarse aun más e intensificar su actividad.
¿Por qué?
Sin duda porque causaban tanta fascinación que costó mucho admitir que ellos eran los culpables.
Pero quizás haya llegado el momento de ponerles límites…
Depende de nosotros – sociedad civil y legisladores.
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