¿Y si la canción más escuchada del 2023 también fuera un síntoma de nuestro aislamiento?
Con más de mil millones de reproducciones en apenas 112 días, Flowers de Miley Cyrus fue la canción más escuchada del año 2023 en Spotify. Según la investigadora Alice Evans del King's College London, también es reveladora del aislamiento que marca nuestra época:
En todos los rincones del planeta, en los últimos 15 años, la gente pasa menos tiempo junta ya sea flirteando, con amigos, jugando, etc.
¿Qué factor puede haber influido para que esta tendencia se replique en lugares tan diversos?
La tecnología ha desdibujado barreras prácticas, culturales y psicológicas que antes nos empujaban al encuentro. Las horas diarias que se pasan haciendo scroll o con videojuegos (x3 en los EE.UU. en los últimos años) han canibalizado una parte abismal del tiempo que la gente pasaba interactuando sin una pantalla mediante.
Y cuanto menos se encuentre la gente en la vida real, menores las ocasiones de mezclarse, seducirse o generar vínculos.
➼ El 65 % de los jóvenes estadounidenses sienten que “nadie me conoce bien”.
➼ El 28 % de la Generación Z no ha socializado con nadie fuera de su hogar en la última semana.
Evans se interesa especialmente por las consecuencias de esta creciente soledad y cómo está íntimamente conectada con el descenso acelerado de la natalidad.
“Lo que observamos es que el auge del celibato coincide con la difusión masivas de los smartphones y la ampliación de la oferta de diversión online”.
En rincones muy diversos del mundo ha detectado patrones que invalidan gran parte de los discursos tanto “de derechas” como “de izquierdas” para explicar este reducción, véase:
>> El extremo de un JD Vance para quien la “culpa” la tienen las mujeres “demasiado educadas” y “que prefieren un gato a tener hijos”, despreocupadas del destino de su país.
<< Los progresistas que ponen el acento en el coste de la vida, la vivienda y la educación como factor que imposibilita tener hijos.
En realidad la natalidad está bajando casi por igual en países muy conservadores, en economías florecientes o no, etc. desde Irán hasta Reino Unido, pasando por sitios como Turquía, Malasia, Estados Unidos o México.
Una de sus conclusiones me parece esencial:
✔️ “Las políticas destinadas a restaurar las relaciones en carne y hueso deberían ser transpartidistas: conservadores y progresistas deberían convergir en la desconfianza de los smartphones, en especial en los más jóvenes”.
Porque “las competencias sociales, la capacidad para bromear, establecer una comprensión mutua, etc. son dotes que solo se adquieren con la práctica” y el hecho de hacer scroll en vez de salir puede propiciar una espiral negativa.
Problema dentro del problema: los jóvenes de origen más desfavorecido son los que suelen pasar más tiempo con su teléfono.
Quizás en vez de hablar tanto de bienestar digital, debamos poner el foco en los vínculos humanos.
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